ERNESTO VALCÁRCEL (1951) / NO QUIERO HABLAR DE ELLO

 

• El tinerfeño VALCÁRCEL contamina el soporte con una especie de heces y despojos empacados y amalgamados que rebasan el plano para articular una configuración fundamentada en la masa, en el espesor y en el grosor.    

• Su visión para el espectador, dada su fisonomía de muladar, remite a sensaciones ya atravesadas en su mirada pero rechazadas, a espacios  envenenados y saturados de vertidos y cuerpos en descomposición.  

• Nuestra atención queda atrapada en esa pintura instalada, en ese acopio cuya significación es imposible que se nos escape, tan imposible como para seguir con la duda de haberla dejado atrás después de haberla tocado y contemplado. 

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• En el exceso de luz, como en la felicidad excesiva, la muerte no parece estar en ningún sitio. La vida tampoco. Los excesos son perversos, y a la larga se vuelven insignificantes.
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• (Roa Bastos) 

KATHERINE HOUSTON / VELOS QUE SE DESCUELGAN

 

• La abstracción no ha dejado de existir, ha calado hondo después de muchas dificultades en sus inicios, pero ha proseguido añadiendo nuevos elementos y confines, convenciendo a nuevos creadores de que su semántica todavía es capaz de suscitar y de transmitir. 

• Para la americana HOUSTON sus obras son fragmentos de una síntesis total entre sensación, técnica e intuición. Sus masas cromáticas tan livianas e intrincadas son puro movimiento de su predisposición gestual e imaginativa, de sus sentimientos una vez ya evocados.    

• Trabaja sus iluminaciones como si fuesen paisajes que hay que captar, sentir y materializar velozmente antes de que se escurran y desaparezcan. Una vez plasmados reposan en su magnetismo, en la emoción de un lirismo pausado. 

Todos somos un poco la oscuridad de la noche en pleno día. Todos formamos parte de la enfermedad general llamada vida.

(Roa Bastos)

THOMAS HOUSEAGO (1972) / LOS ROSTROS DEL TIEMPO

 

• Los hombres siempre se están preguntando cuál es la razón de tener un rostro como guía, como mentor y seña de identidad, como centro y órbita de su mundo, de su existir pensando y reconociendo su magisterio.  

• Y además siendo un semblante que se nutre del tiempo y de convertirse en un icono, aunque siempre que lo contemplamos esculpido o pintado tratamos de aprehenderlo por primera vez dada su capacidad de mutación y de cambio en sus rasgos, en una exteriorización que interpretamos como simbólica y polisémica.    

• El británico HOUSEAGU, en sus esculturas, da sabia y hábilmente muestra de su extrañeza al encontrar claves dentro de esa fisonomía que se le van revelando según la dirección que vaya tomando el proceso, sin que la culminación deje de constituir un brillante modo visual y conceptual.  

Quien sabe esperar vive hasta la víspera del día señalado.

(Roa Bastos) 

HENRIK ULDALEN (1986) / OS NIEGO

 

• Un impulso inconsciente le hace no creer en los rostros, desde hace siglos aparecen en los lienzos para decirnos algo que al final decidimos olvidar o negar, o ya su mirada es demasiado evidente y se convierte en huidiza para nosotros. 

• El noruego ULDALEN parte de otras premisas en su hacer plástico para devolvernos una visión que esté manchada y no deje que esos semblantes se mantengan íntegros para ocultarse impolutos.

• Al contrario, al empastar densamente esas facciones las muestra con la oscuridad propia de la que se han hecho acreedores a lo largo de su vida, las ha impugnado para revelarlas en toda su crudeza y crueldad. Quizás así aprendan a dominar su supuesta belleza. 

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• La vida son deudas que no se pagan. Son largas cosas que no se cumplen.

          (Roa Bastos)

SERGIO SANZ VILLAR (1964) / EL ENCUENTRO VA MÁS ALLÁ DEL OLVIDO

• El cántabro SANZ VILLAR pinta como si fuéramos los últimos de este mundo, aunque retratándonos antes en familia para que en nuestra se cara se atisbase la premonición del  momento final.   

• Morfología de cuerpos y espacios que se derivan de una convicción tanto plástica como propia del hombre en vías de extinción en un mundo que ha dejado de servirse él por su notoria inutilidad y maldad. 

• Hace gala de un rigor pictórico tan inclemente como un cuento agorero que se lee desde el final y que nos obliga a bailar con unas imágenes que también han sufrido una peste y por eso son tan elocuentes y también tan magníficas y arraigadas en la idiosincrasia de nuestro destino.   

La risa de una anciana resulta perturbadora porque es inclemente y aislada.

(Roa Bastos)

JUAN CARLOS VERDIAL (1957) / ESTAS DRÍADAS SON MÍAS

 

• El cubano VERDIAL, mediante su fantástica técnica y su virtuosismo en el dibujo, nos proporciona un clamoroso hemisferio en su Caribe, dejándonos calibrar un legendario sueño, un panorama mitológico que se arrastra desde siglos atrás. 

• Sus ondinas son las mismas de hace siglos, quizás desde la eternidad, y siempre con ese adorno marino, muy recurrente en esa latitud, en la cabeza que las hace más enigmáticas pero más sensuales y seductoras. Seguramente habitan los fondos de ese mar que no descansa.

• Para algunos quizás estas obras constituyan un nuevo medio de contemplación de una belleza tan cautivadora como fatal, en cuyas coordenadas sólo hay una salvación y redención imposibles e increíbles, pero para otros sean la esencia de una belleza que se remonta a unos idearios plásticos  renacentista y manierista, recreada de nuevo por la mano del artista.     

Por muchas vueltas que se les a las palabras siempre se escribe la misma historia.

(Roa Bastos) 

JOSÉ LUIS LORENZO DÍAZ (1976) / AQUÍ NO SE BENDICE A NADIE

 

• El cubano LORENZO, durante mucho tiempo y en tanto analizaba sus opciones e impulsos creativos, se ha quedado absorto en su historia, la suya y la de todos, y al final se encontró con el numen de una mitología que fuese medio y forma.   

• Cierto que se dice que el artista sufre al abordar su proceso creativo por su propia fragilidad y su finitud intelectual. Pero en este caso, una vez despejadas las dudas, contexto, criaturas, espacio y tiempo tuvieron su significado sitio y acontecer.  

• Mediante la fuerza y el vigor de una escritura formal y visual sobresalientes, el mundo ha pasado a concebirse desde sus superficies dentro de otra dimensión construida como un plagio humano de religión, destrucción, violencia y muerte, con la diferencia, quizás, de que ellos saben lo que son y nosotros no.     

Toda empresa humana, la más altruista como la más depredadora, tiene como clave la búsqueda de un tesoro de índole desconocida. Sin esa clave no hubiera existido la tentación de la utopía.

(Roa Bastos)