15 de enero de 2010

GABRIEL OROZCO (1952) / CEMENTERIOS AÉREOS

Emblemas multicolores esféricos seccionados son la antesala y el logotipo identificativo de unos cementerios aéreos que el mejicano Orozco ha instalado y aposentado en amplios espacios desnudos con el fin de señalar la ingravidez subliminal de lo pesado, ya sea antediluviano o contemporáneo.
  • Se sustentan por el efecto quimérico de nuestras miradas, por los efluvios extraños de unas osamentas que conforman el raro placer de describir un territorio que nos toma por testigos participantes en este vértigo volátil erecto.

    Mirar estos acontecimientos flotantes nos inducen a ondear y mantenernos como ellos, tarea inútil nos viene a decir el autor, porque son únicos y su individualidad, ésa que al final plasmó, sólo él puede detectarla.

    • Es verdad que el creador hace de la coyuntura una oportunidad, del tiempo una perseverancia o inmutabilidad y del objeto o la criatura un misterio nítido, ante el cual es más esencial el contexto plástico que el texto, la sensación que la fría y lúcida lasitud.
    • Amigo Humberto, para ti (igual que para Capricorne) el color es la vida misma que no tiene límites. Está presente en la tierra, en el paisaje, en los hombres, en las calles y en las cárceles, energía vital y dinámica que se hace visible como presencia de dimensiones cosmológicas. Ahora, pues, pinta su alma y después quémala para que nunca vuelva a ser la misma.


14 de enero de 2010

VICENTE VELA (1931) / EL FUTURO DESDE EL PRESENTE

  • Nos llega un mensaje plástico visionario y futurista y lo absorbemos en toda su magnitud, con la esperanza de que reine la piedad y haya acabado la locura asesina y la malicia. Nuestra capacidad visual queda absorta por el hechizo de ese deslumbramiento que concilia rigor, estructura compositiva equilibrada e integrada, envoltura cromática, virtuosismo indeleble, imaginería e ilusionismo.
    • Mediante la obra de este artista español nuestro imaginario ha dado un paso adelante, aprendiendo a distinguir entre conocimiento, percepción, creatividad, ingenio y clarividencia. Y también asimila que hay dos formas de ver, tal como las explica Gerhard Ulrich, una de ellas fundamentada en el juicio, el sentido de la comparación y el saber; y la otra, liberada de lo anterior, basada en una contemplación libre de prejuicios y convenciones, como si viese por primera vez.

      • La obra de Vela las contiene a las dos y quizá todavía podría abarcar una tercera: la que encierra el futuro desde el presente, la ilusión de lo utópico para unos y antiutópico para otros, la robotización, la máquina que se enmascara de humanidad, el terror de la aleación, de la fundición, de la malgama de metales y carne.


        • Sin embargo, a pesar de anatemas y condena, es una pintura que cautiva, que nos posee, que deja un poso sensorial de motivos, pensamientos e incertidumbres.


          • El Malecón también quiere imitar a los reyes austríacos que no encontraron jamás ejercicio más piadoso ni fiesta más lucida que la de empujar herejes a la hoguera. Mi amigo Humberto, cubierto de agua turbia hasta el cuello -las tuberías ya han renunciado a su sino-, practica el quietismo, el misticismo y ascetismo. Yo sigo bebiendo ron hasta quedarme ciego.





13 de enero de 2010

AGUSTÍN ÚBEDA (1925-2007) / UMBRALES CELESTIALES

  • Si cada palabra expresa una idea, cada frase un pensamiento y cada párrafo un argumento, ¿qué es lo que exterioriza en su pintura el artista español Agustín Úbeda?
    • Ni nos habla de esperanzas falsificadoras de la verdad ni de imposturas adulteradas, únicamente refleja un código de superficie para orientarnos en esos umbrales celestiales chagallescos, oníricos y burlescos, que desde esa cúspide nos lanza una sustancia plástica para que a pesar de nuestros cortos límites no caigan en el olvido.

      • Magia en el contenido y en la forma, en la estructura visual y cromática, en las señales y en los signos crípticos y aún así susceptibles por si la ambición epistemológica los descifra, en los cuerpos y en los rostros que desde allí nos convocan a fin de sufrir las derrotas y las victorias.

    • Úbeda nos ha pillado a contrapié y no nos ha permitido fingir la mirada y envolverla en la tinta de un calamar, ni tampoco nos ha concedido colocarnos una piel de zorro para escapar, simplemente nos ha colocado ante el león e invocado con su obra con vistas a que abramos los ojos y seamos cautos en el soñar.

    • Me comenta mi amigo Humberto la última noticia relativa a que El Malecón está aplicando una nueva pena copiada de Alonso de Ojeda, consistente en cortarnos orejas y narices si tomamos lo ajeno sin su consentimiento. Menos mal, le digo, que nos quedan ojos y manos para seguir relatando este sufrimiento.





12 de enero de 2010

LUIS SÁEZ DÍEZ (1925) / CON LOS OJOS ALERTA

  • La insolencia inconmensurable del artista consiste en hacernos viajar en el ir y venir de un mundo y ofrecernos después pasar a otro. No hay un momento de respiro con el fin de que la mirada se acostumbre a reflexionar al mismo tiempo que penetra en los arcanos de la proyección plástica.
    • Y si es así es porque ciertas obras se conciben como una expresión máxima sin la cual no serían posibles. Y para ejemplo es el trabajo del español Luis Sáez, cuya autenticidad se desdobla en una dimensión en que hasta el tiempo ha sido sometido a la condición tutelar de lo que nos sustituye, a nosotros y a la naturaleza, en otro espacio cuya trayectoria es una pintura de seres voraces, amenazantes, peligrosos, crueles, monstruosos.

      • ¿Serán signos de destrucción que tomarán nuestro lugar y lo harán desaparecer mediante una orgía de devastación augurando con ello el inicio de una nueva era renacentista? ¿O la transcripción de unas pesadillas ilusorias que estaban subyacentes? ¿O el ejercicio de una esgrima plástica que llena vacíos imaginativos y ominosos?


        • Existe dentro de estas obras un sentido apocalíptico que conforman un germen universal cuyos umbrales están desplegados a fin de sentir aquello que creíamos haber dejado atrás y sin embargo está presente. El grito que nos dedica y dirige no proviene de una boca sino de una materia pigmentada que encierra lo insospechado y que afortunadamente no duda en darse a conocer.


          • Amigo Humberto, me ha dicho El Malecón que él quiere, como Hernán Cortés, conquistar más mujeres que tierras, jugar a los dados como nadie, ser un gran comedor y hacer gala de un beber templado. Pero el muy ladino se guarda muy mucho de ser un virtuoso en el derroche tanto en la guerra como con las doncellas, los amigos y en antojos. Ya no hay tiranos como los de antes, me contesta.





11 de enero de 2010

ANTONIO POVEDANO BERMÚDEZ (1918-2008) / ROSTROS QUE ESCUPEN A LA SOMBRA

  • El desgarro cromático advierte que estos rostros no reciben los santos óleos ni se encomiendan a otros lares. Conciben su sufrimiento con desprecio y aullan para hacerlo visible con su faz.
    • No hay temor en el artista español Povedano a la hora de descifrar emociones, alteraciones fisonómicas, ni revelar sus sólidos recursos plásticos que saben aprehender el hedor del espejo que refleja la condición humana con su mayor desbordamiento de negación y rechazo de la misericordia o de la mortalidad inadmisible.

      • Estos semblantes nos hablan y nos interpelan porque su configuración, sabiamente trazada, ha conseguido que cesen en su mutismo y que además griten ante la falta de luz en la que vivían y que hacía imposible su reconocimiento. Ahora tienen la iluminación de la que carecían, la que necesitaban para comunicar y transmitir su inmensa experiencia agónica.


        • Como espectadores vemos y escuchamos con asombro que salgan del lienzo y nos acompañen con la buena intención de escupir a nuestra sombra, que antes fue la suya. Por ello, no tienen derecho al descanso ni al silencio, ni siquiera al susurro, han de caminar a nuestro lado sin quejarse y con la maldición y el esputo permanente en los labios.

        • Amigo Humberto, dicen que El Malecón y la isla es un barco salpicado de sangre, como han estado siempre todos los barcos de las Antillas, que se ve cubierto bajo un pabellón de canciones: son los cantos vivos de José Martí.




9 de enero de 2010

JAVIER CLAVO (1918-1994) / TOLEDO

Toledo ha sido centro de la atención de la pintura, española especialmente, desde antaño, desde cuando la sacralizó El Greco como un enclave estético y religioso configurador de un espacio en el que convergen todas las percepciones visuales, históricas y culturales, además de un refugio donde saciar el sentido de aventura, meditación y recogimiento.
Por eso, no es extraño que el pintor español Javier Clavo haya tomado esa perspectiva aérea para trazar su biografía pictórica desde la dimensión que él ha decidido para definirla y expresarla más allá de sus postulados físicos. En esta ciudad ha querido depositar la luz que profiere, describe, sitúa, amalgama y vive, que condensa y exalta, que se expande y tapiza, que vierte y derrama una lírica visual que duplica el valor de nuestra mirada.

  • Toledo, en manos de artistas como éste, siempre nos descubre algo más a pesar de los siglos transcurridos sin moverse ni inmutarse, con sólo estar ahí quieta rememorando acontecimientos y vidas, piedras y templos, reliquias e historias, sin esperar nada más que nunca llegue el tiempo de la desesperación, cuando ya servirá únicamente para símbolo plástico de rastros, ruinas y despojos.

  • Mi amigo Humberto y yo nos asomamos desde nuestra esquina del Malecón para avizorar en el horizonte destellos toledanos o señales de mensajes de nuestro amigo Alfonso García que estaba excavando a la búsqueda de vestigios visigodos. Enarbolamos una botella de ron pero no hubo manera de comunicarnos con él pues se había deslumbrado ante el hallazgo del esqueleto de una virgen.




8 de enero de 2010

MANUEL L.VILLASEÑOR (1924-1996) / LO PATÉTICO

  • El recuerdo de la atmósfera fría, turbia, gris y cruel de la España de la posguerra, con todo cerrado y confinado, tal como estos escenarios que el artista español Villaseñor ha enjaulado en estos cuadros.
    • El patetismo emponzoña esos cuerpos desnudos o capaces de sostenerse en el aire gracias a su momificación (flota para no contaminarse de esa suciedad que impide la purificación), esos recintos húmedos, sombríos, carcomidos por el abandono y el paso del tiempo. Cárceles, habitaciones, pasillos degradados por un cromatismo ajustado en su manifestación más envilecida y al mismo tiempo tan diáfana como perturbadora.


      • Es una dimensión estética que nunca nos ha de faltar porque coloca ante la mirada, esté condicionada o no, parte de una historia y de un destino que son nuestros, que no podemos ignorar y que desvisten lo que siempre procuramos cubrir sin poder conseguirlo.

      • Por consiguiente, la fuerza conmovedora de esas imágenes, la interacción con nuestra retina y nuestra mente -Goethe decía "toca con ojos videntes, mira con la táctil mano"- obliga a asumirlas, a trasvasarlas a nuestra carne como si fuesen momentos de luz inasequibles.

      • El Malecón ha iniciado el año con perversos impulsos pues ha ordenado, en imitación al bucanero Henry Morgan, colgar a sus disidentes de los pulgares, prenderles fósforos entre los dedos y quemarles los rostros con hojas untadas en aceite. Mi amigo Humberto y yo, borrachos de ron, escapamos a gatas.