14 de octubre de 2018

FRANCESCO ALARICO / NUEVOS Y VIEJOS AMANECERES


  •  El italiano ALARICO no razona más que cuando el espacio le incita a convocar el color como principio y final de su pensamiento plástico. Libera su ansiedad ante él en un apartamiento de hechos concretos, en un antiformismo que se sitúan dentro de otros contextos.  


  •  Si la perseverancia de la luz es fundamental para el desocultamiento, la función cromática se centra en hilvanar un discurso sin importarle el recorrido, sólo el ímpetu del trazo, la entremezcla, el contraste, cohabitando así un ámbito de confesiones vibrantes. 


  •  No obstante, el perfil es muy cuidadoso en el logro de una composición que expande todos sus efectos de cara a su penetración en la mirada, infectando su expresión con una descarga emocional que alienta en la superficie a fin de redimirse.

De corsario a corsario, no se llevan sino los barriles.

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