26 de noviembre de 2017

OFELIA SOTO (1933) / NO PUEDO MÁS QUE VIVIRLO


  •  No incluyo en este blog a la mexicana SOTO porque pertenezca como yo a la misma Asociación Internacional de Críticos de Arte -aunque no tengo el gusto de conocerla-, sino porque, como ha matizado Rosalind E.Krauss, el concepto de artista implica algo más que el mero hecho de la autoría; sugiere que se deben atravesar ciertas etapas hasta adquirir el derecho a firmar una identidad como autor; en cierto modo, la palabra artista se relaciona semánticamente con la idea de vocación.


  •  Sus obras tienen la fuerza mágica de una naturaleza dinámica, armoniosa y poética, que, a través de su creadora, se ve concebida y visibilizada con otro cuerpo y otro espíritu. Su pintura fluye según la va relatando, las tonalidades vuelan, sus formas son caprichosas y dejan que el color y los huecos de luz sean una claridad permanente.     


  •  Además, esas hojas acariciadas por brisas se abren paso en esos espacios, en orden a constituir refugios plásticos en los que se pueda regenerar y fundar unos nuevos orígenes y códigos, en que la inicial abstracción vaya modelando otras renovaciones.   

Nacimos en plena angustia metafísica, en plena angustia moral, en pleno desasosiego político.
(Fernando Pessoa)

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