11 de julio de 2017

ADRIAN FALKNER (1979) / SON MI REFLEJO


  •  Cierto que todo es efímero, por eso los trazos en estas obras son fugaces o son planos que hacen de pantallas. Y además la espontaneidad con que se mueven no permite una geometría cosificada, la rechazan por completo.  


  •  Además, el suizo FALKNER, orquesta, igualmente, unos colores que con las formas indeterminadas dan lugar a un espécimen abstracto que añade más valores plásticos a un modo de crear y mirar. El conjunto atrae como un rito luminoso de señales que conforma la poesía de la pintura, la que se ve y no se oye, de la que hablaba Leonardo.   


  •  Por lo tanto, estamos ante un grafitero que configura juegos y esquemas aéreos y espaciales en las paredes, que obliga al espectador a establecer un imaginario que para él es imprevisto y enigmático en la medida que apueste por seguir el hilo de su mirada.  

Me alivia el agua muerta
y las voces que no sé ni donde están.
(Tomy Fernández)

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