10 de mayo de 2016

BEATRICE WANJIKU (1978) / ¡SAL DE AQUÍ!

  •  Estoy empeñada en pensar siempre que puedo ver cosas en mi pintura que los otros no ven. Y entonces grito y sigo pintando pese a que el pigmento negro devore al blanco. ¿Será verdad o me lo invento? 
  •  Se ha señalado que en un contexto lingüístico globalizado las identidades adscritas a territorios culturales quedan borradas. Afortunadamente, ante la contemplación de estas obras, se comprueba que no es cierto. La keniata WANJIKU sabe cuál es su origen y cómo afirmarlo a partir de una plástica del grito, el furor y la negritud. 
  •  Y si como observador te surgen las dudas, las hará tan grandes y penetrantes como sea necesario. Como diría Nikolái Ostrovshi, así se templó el acero, que en el supuesto de esta autora sería se traduciría en que así ejecutó el símbolo de un continente que siempre está olvidado.  
  •  Su concepción pictórica no merece despacharse con un encuadramiento sino expresando el reconocimiento de sus múltiples signos, de su condición de pureza dramática y goyesca y su grado de humanidad y talento. 
Oh pederastas incomprensibles, no seré yo quien lance injurias contra vuestra degradación; no seré yo quien venga a verter el desprecio en vuestro ano infundibuliforme (en forma de embudo).
(Los Cantos de Maldoror) 

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