7 de mayo de 2016

ADEL EL-SIWI (1952) / ¿QUÉ PASA CON MIS ROSTROS?

  • Respecto a los rostros me remito a una cita, cual es la de Artur Ramon cuando indica a ese grupo de pintores que cierran su universo a cal y canto y sólo permiten que te asomes de puntillas al muro para contemplarlo. Por tanto, necesitas tiempo y retina para derribar la puerta y disfrutarlo.     
  • Despachar estas obras del egipcio EL-SIWI como expresionistas o incluso -únicamente se me ocurre a mí- como un deseo de mostrar lo extraño, lo desusado, lo remoto en el espacio y en el tiempo, propio del arte romántico, no es suficiente. 

  •  En ellas se encuentra un sentido plástico, de raíz musulmana y oriental, que se conjuga con una marca contemporánea, con lo que tenemos historia y realidad completas añadidas a un misterio subyacente que emana de estos rasgos.
  •  Hay lo visible que se desprende de ese cromatismo de pátina, que vigoriza los distintos planos de la superficie y da relieve a las texturas, y lo invisible que se remonta, que se piensa, que se narra y discurre por la memoria como una senda tenue y feraz. 
¡Humillación!, nuestra puerta permanece abierta a la feroz curiosidad del Celestial Bandido.
(Los Cantos de Maldoror)

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