20 de febrero de 2016

JOELLE DELHOVREN / ACABEMOS DEVORÁNDOLO TODO

 Siento una pavorosa amenaza en los ojos de ese rostro, en los gestos, en los dedos manchados de sangre. Siento que la aparición es tan real como el perfil de ese rostro condenado a la muerte.  
 La belga DELHOVREN tiene un sentido tan plástico y físico de la carnalidad conminada que desborda lo ficticio de lo iconográfico y se pasa al ámbito de la realidad espantada que está a la vuelta de la esquina.   
 No hay ninguna piedad, es una pintura expresiva de los nervios (nervenkunst) y el estado de excitación que anima a la artista, que ni siquiera muestra impurezas, únicamente ademanes cargados de mensajes aciagos. 
 En el momento en que las vemos y contemplamos ya son nuestras pesadillas, que se quedan quietas en la memoria y en nuestra visión porque nos han atrapado, nos han desvelado que también somos y seguiremos siendo copartícipes.  


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