9 de septiembre de 2014

YISA (1984) / SE AMAMANTAN SOLOS


  •  El significante en esta obra callejera es contundente, y es que ha de serlo para que cuando pasemos abramos bien los ojos. Y sus cualidades extrínsecas no se agotan ahí, porque hay una visión que se nos lanza a la cara como un ente devorador de indiferencias y magnitudes mediocres.   


  •  Y hay hasta una belleza plástica que se desata en pasiones, tan monstruosas como fruto de un rosario de crueldades y olvidos, de muerte y encerramiento. Nacen como iconos, se perciben como tales pero dentro radica la truculencia del signo.     


  •  El chileno YISA los ha creado para que se queden como testimonios de un tiempo, en el que él está persiguiendo su sombra y la nuestra con colores siniestros, con espíritus que mantienen la ida pero no la vuelta, que hablan y no les escuchamos, ni siquiera les vemos.  

Dulce amiga: vivimos mil vidas y una muerte
y este reencuentro trae la adolescencia ilesa,
sufro la terca angustia de encontrarte y perderte
y no sé si este amor se desangra o regresa.
(César Tiempo) 

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