16 de septiembre de 2014

XURXO GÓMEZ-CHAO (1960) / LAS TINIEBLAS DE LAS APARIENCIAS


  • Comencemos por otra sentencia de Antoni Tàpies que me parece utópica: la misión de los artistas es promover la reflexión, suscitar y atraer la atención, dar a conocer, iluminar la realidad y, en suma, exaltar todo cuanto nos haga más libres y más perfectos.    


  • En ese sentido hay que hablar del gallego GÓMEZ-CHAO, que en su exposición en BAT Alberto Cornejo, que se se inaugura el día 18 próximo, presenta una obra que hace reflexionar, que suscita, atrae e ilumina. Pero lo que parece una recreación floral es una realidad más tenebrosa que acogota y engaña, que enmascara y desentraña, que lo que se ve no es lo que se mira, que detrás está el cordón umbilical con la negación vital.  


  •  Su plástica, fantásticamente configurada, posee varias y distintas modulaciones, pues es tan brillante, tan deliberadamente esponjosa e inflamante, tan bella y esplendorosa, al igual que un bodegón primaveral, como es a su vez su contrario, pues manifiesta que una solución conduce a otra muy distinta, cargada de significantes contaminados, perversos, indicios de un mal que nos corroe. Es una magia que se destruye a sí misma, dándonos, como espectadores, la ocasión de asistir  a ese ritual.   

Duro puñal, espejo de la muerte.
Puente resbaladizo del infierno.
Helado surtidor de aguda punta
hacia nubes de sangre levantada.
(Conrado Nale Roxlo)

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