30 de agosto de 2014

MAURO PIVA (1977) / ESTUDIO MI FORMA


  •  Soy un ser desolado, solitario, mudo, que me miro al espejo para no ser invisible. Soy un ser que trata de pensar, de ubicarse en el espacio y en el tiempo, de tener su historia, de no dejarse llevar por su destino aciago. 


  •  Se advierte que el brasileño PIVA nos ofrece una ambivalencia cargada de un terror que no se ve. La normalidad de sus figuras, la ortodoxia de sus formas, ocultan un sentido inquisitivo sobre la carencia de una naturaleza que reside en el rostro, en la falta de una comunicación que no existe, en el vacío de una condición que no hay.


  •  Es como los efectos de una limpieza étnica particular, que produce una humanidad brillante, plástica, sumisa, obtusa, porque que no tiene conciencia de sí misma, se la han hecho desaparecer, por eso no ceja de configurarse en posturas reflexivas eternas y estériles. Esta hábil maniobra nos seduce como espectadores porque así tenemos un doble que se las va a llevar todas, las mías y las suyas.   

Cuando el olvido lo rescata, vuelve a ser bueno sin
destino y sin estela.
Vuelve a ser tiempo sin historia, senda sin rastros, mundo
frío, noche ciega.
En el silencio de la casa, la oscuridad es más profunda
y más perfecta.
El sueño cierra nuestros ojos y el viento final se queda
solo en las tinieblas.
(Francisco Luis Bernárdez) 

1 comentario:

  1. genial....es oscura la imagen que deja ese hombre sin rostro, se podría hacer miles de interpretaciones....hermosos blog....saludos!

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