14 de junio de 2014

CARLOS LARRACILLA (1976) / ¿QUÉ ES LO QUE ME IMPIDE PINTAR LO QUE HUBO Y TODAVÍA HAY?


  •  Hay pintores que nunca abdicarán de su condición de tales por modas, tendencias, corrientes o escuelas que pasen por su vida. El placer de conocer a fondo su oficio, de desplegar vuelo gracias a él, de retomar los clásicos, beber en ellos, traerlos al presente con nueva enjundia, todo es un ejercicio insobornable en aras de la pintura y lo excelso que hay en ella. 


  •  Y nosotros, espectadores, no perdemos de vista la perspectiva, pues toda obra de una parte tiene una forma; de otra parte, un significado, y en lo más finalista, un sentido. Pues estos tres ingredientes fundamentales están aquí reunidos para demandar una atención que va más allá de la impresión inmediata.   


  •  En esta figuración coinciden visión, definición, historia, resurrección, virtuosismo y conciliación. No hay impostura de renovación, de fenómenos nuevos y señaladores de lenguajes subversivos, no, simplemente hay un placer, digamos, eso sí, extasiado de la pintura y su plástica. Y que no nos abandone.  

Y cuidado: hay cabezas cuyo extraño fulgor
atrae tanto el lauro como el negro dolor.
(Bartolomé Fernández Moreno)

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