12 de octubre de 2013

FELIPE ALARCÓN ECHENIQUE / INCLÚYANME EN SU MUNDO


  •  Nódulos, células, corpúsculos que crecen en un tejido puro que hasta ahora era virgen. Y van naciendo como poblaciones ya vivas -tóquenlos y lo podrán comprobar-, fantasmas que resucitan y que necesitan estar muy juntos, "cubismizados", unos encima de otros, en diálogo permanente, pero representando lo que fueron, lo que simbolizaron, lo que hicieron bajo un cielo al que no le queda sitio y una luna amanecida. Ni ellos ni nosotros, espectadores, nos podemos permitir el lujo de extravíar su memoria.   


  •  Si en otras traslaciones, la sensación es más arquitectónica, fría y hasta amenazadora, en las siguientes se vuelve mística y alegórica de dentro de una cúpula y templo que funciona a modo de falansterio. Entonces los glóbulos son la suerte que inicia su recorrido, el lento camino de una historia que nunca se repetirá bajo la misma frontera.  


  •  Un dibujo tan enriquecido, que jamás tiene proas y popas, tan capaz de ajustar el florecimiento, la pujanza, el hallazgo y el auge de estos microcosmos no tiene parangón. Las lecturas convencionales son imposibles aunque probables, porque la plástica de lo configurado está por encima, por lo intrínseco de que esos universos revelen, describan, creen, resuciten, procesen, desnuden, rememoren, amplíen, seduzcan, sueñen, celebren y señalen hasta lo impensable. 


  •  Quizás lo que constituye el fenómeno más portentoso es la aparente facilidad para que ese orbe tome forma, como si una vez trazado un minúsculo signo partiese todo en él de suerte natural, espontánea, fluida, y de este modo mi amigo, el artista hispano-cubano FELIPE ALARCÓN no fuese el autor de la obra sino que ella es la que le fuese haciendo a él, así que al llegar al final sabríamos que una y otra son lo mismo biológica y estéticamente, la extremidad de uno es la extremidad de la otra. Por lo tanto si nunca se la ha visto, ahora es el momento de contemplarla. 

Y vi la Luz en los Vertederos, en los burdeles, en las cárceles,
maltratada, apaleada, confusa acerca de sí misma.
Y una mujer enriquecida con la sangre de los mártires.
Una  mujer horrible, con barba, y en su frente grabado
    misterio
que vivía de la sangre derramada
por aquellos que no adoraron a la Bestia bajo en nombre de
     Dios
y que se atrevieron a vestir de lino blanco.
(Leopoldo María Panero) 

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