20 de agosto de 2013

LITA CABELLUT (1961) / ES HORRIBLE Y GROTESCA SU FIGURA


  •  Decía Walter Benjamin que todo lo que la historia desde el principio tiene de intempestivo, de doloroso, se plasma en un rostro; o mejor dicho: en una calavera. Y en el caso de CABELLUT, pintora insustituible y que ya empieza a ganar una considerable proyección internacional, se cumple la estrategia de reemplazar la virtualidad por una realidad de la que soy incapaz de medir su materialidad.   


  •  Cuando contemplo su obra - y esta es la segunda vez que la incluyo en mi blog - he de poner las palabras de Enrique Andrés Ruiz cuando señala que la pintura nace porque no tiene principio ni origen (porque es una anarquía), nace individualmente, nace, por decirlo así, individuo a individuo, o lo que es lo mismo, pintura a pintura. 


  •  En su nueva obra no desaparecen los rasgos fundamentales que la han convertido en el ser mismo de la pintura: su fuerza, su energía, el hechizo de una verdad total, la pasión, una férrea voluntad en una ejecución sin fisuras, un imaginario que no ha desterrado lo que vaga sin descanso, una emoción maldita depositaria del miedo y de la finitud, una fantasía iconográfica que no ceja en la consecución de una inmanencia.   

El loco vocifera
a solas con su sombra y su quimera.
(Antonio Machado).

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