11 de julio de 2013

MARIO CARREÑO MORALES (1913-1999) / NO ME APARTARÉ DE LO QUE HE SIDO TODA MI VIDA


  •  Me viene a la memoria Edmundo Desnoes cuando escribía aquello de que el primer paso del artista es abrirse a la cultura de su época, recibir influencias, para luego sedimentarlas y hablar con acento propio.  


  •  Qué mejor ejemplo entonces que el del cubano-chileno CARREÑO, que afiló su tajo para que la recolección de la siega o el baile de la santería no se quedara en una mera épica, sino también en una realización que construye a partir de esas referencias su propio hito plástico. 


  •  Después viene la reflexión sobre la dirección del quehacer plástico en función de otros sueños venidos de más allá del atlántico, de unos colores planos, limpios y luminosos, que coreografían unas presencias entre lo que constituye una esencia pictórica y una melodía onírica, entre una realidad solícita y un canto a la tierra infeliz.  


  • El país es pequeño, padre Ogún,
  • dormimos demasiado, arrimamos
  • el cuerpo a los abismos, pocas veces
  • echamos las palabras al fuego.

(Sigfredo Ariel).

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