23 de mayo de 2013

MARÍA CARBONERO (1956) / AHÍ SE ACABA TODO


  •  A través del retrato sondeamos las distancias entre nosotros, las que separan los fines de los medios, las verdades de las mentiras, las certidumbres de las incertidumbres.  


  •  Los de la mallorquina CARBONERO son de trazo grueso, como grueso es el volumen de lo que está oculto en su condición humana. Reivindican otros términos de contemplación, rompen premisas y presunciones y nos desbordan porque es muy duro aceptar esas miradas, esos ojos, esos rasgos que guardan el estilo de la congoja.


  •  En cada uno de ellos vemos lo que no hay en miles de rostros cuya plástica es anodina y aséptica o preciosista. Y si miramos con precisión nos apercibimos que no  se llega a ellos sino a través de una historia tanto vital como pictórica. 


  • Un grito agudo interrumpió la melodía.
  • El artista, extrañado,
  • agitó su instrumento,
  • y cayó al suelo, yerta, rota,
  • una brillante y negra golondrina.

(Ángel González).

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