10 de diciembre de 2012

TOMASZ KOWALSKI (1984) / NO TIENEN RZONES PARA REPRENDERME

  •  Viendo estas obras del polaco KOWALSKI nos reafirmamos en la falsa muerte de la pintura. Es más, al reivindicarla tan joven como su autor, podemos acudir al argumento de su opositor, R.Morris, que señalaba que, en estos momentos, el acto artístico tienen como función desorientar y descubrir nuevos modos de percepción. 
  •  Y en este caso, este sentido plástico nos introduce en una nueva formulación de unas cosmovisiones tradicionales del mundo expresionista y surrealista como ficciones que tienen un ilusionismo paródico, una concepción basada en una humanidad que está siempre en sus antípodas, que no sabe sostenerse en pie, que se refugia en los cementerios para beber después del carnaval.  
  •  Es una figuración que se ríe seriamente de sí misma y de la sociedad ebria que ha fraguado, aunque sin perder el átomo de lucidez suficiente para que su retrato sea sarcasmo, esperpento y arte. 
  • Los cinco dedos,
  • por la sombra impulsados,
  • en la pared se agrandan,
  • pulpo de la noche cegada.
(José Lezama Lima).

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