3 de diciembre de 2012

SAMI MOHAMMED (1943) / NO QUIERO VIVIR AQUÍ

  •  Me vienen a la mente las palabras de John Berger respecto a que todo arte verdadero aborda algo que es elocuente, pero no acabamos de entender. Elocuente porque toca algo fundamental. ¿Cómo lo sabemos? No lo sabemos . Sencillamente lo reconocemos.  
  •  Y Marangoni agrega que el arte, como todas las demás verdades, dígase hoy lo que se quiera, no se revela al primer recién venido, sino solamente a quien ha conseguido hacerse digno de él.
  •  En el caso de la obra del kuwaití SAMI el grito de la verdad está más que pronunciado, es un latido sonoro, estrepitoso, que se estrella cuando sale de su encierro. O es un rostro abominable, torturado, al que se le ha quedado el aullido dando vueltas por dentro. 
  •  ¿Dónde situar estas realidades escultóricas? Pues donde deberían estar siempre que vayamos de un punto de lo contemporáneo al otro, de un contexto global a otro, de una significación cercana a otra más lejana. Son eficaces porque denotan y describen, y su dicción no tiene pérdidas a cuenta de resultados. Y tienen coherencia porque saben coexistir con otras visiones y otras plásticas.  
  • Qué lenta viene la noche por detrás de las espadas.
(José Lezama Lima). 

1 comentario:

  1. ¿Cuantos de los Españoles hemos pensado en este título?
    Unas imágenes muy duras, tan dura como está ahora la vida en España. Claro, están duras para quienes lo están pasando realmente mal. Para quienes les han desahuciado, quienes están en paro a pesar de tener unas ganas enormes de trabajar, y sentir que pueden dar mucho a la sociedad. Para los jóvenes que ni pueden trabajar ni estudiar porque no pueden acceder a institutos ni universidades por los recortes. Sé lo que digo porque uno de mis sobrinos no tiene trabajo porque no tiene experiencia. Ni puede estudiar porque no pueden sus padre pagarle una universidad privada ni un colegio privado. Y como mi sobrino hay tantos jóvenes que no pueden terminar sus estudios, que a buen seguro se encuentran como estas esculturas. Gritan pero nadie les oye. Nadie les oye porque les tapan la boca cuando se manifiestan, y los llenan de palos.

    Creo que hemos retrocedido hasta la misma edad del nacimiento del autor SAMI MOHAMMED (1943) / NO QUIERO VIVIR AQUÍ. Estamos en el momento en que nos tapan la boca para que no podamos expresar el mal estar del momento. La boca se puede tapar de muchas formas, bien con una mordaza descontando sueldo por cada día de manifestaciones, bien con palos y amenazas.
    Enhorabuena por tu blog.
    Saludos

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