10 de noviembre de 2012

WHITNEY MCVEIGH (1968) / ¿HAY ESPEJOS?

  •  En la plástica, un signo, una pincelada, una forma pueden expresar de manera pura un contenido.  Y actualmente la distinción entre las formas conformadas por el dibujo, o lo que es lo mismo, la línea, y las producidas por una pincelada abierta o pictórica, ya no es nítida, la fusión se ha producido y ha proporcionado una nueva epifanía.    

 
  
  •  Estos rostros son voz y alma, la destilación de un pasado que en el presente se torna con el misma enigma y otras dimensiones. La contextura creativa ha de tener otra formulación, ha de captar una consumación de síntesis, de concepciones e idearios, de agotar plasmaciones que no han encontrado hasta este momento otras vías visivas y extáticas.   
  •  Por eso, puede suceder que la conexión, sea o no metafórica, que establezca la mirada sea con esa radiografía que aspira a concebirnos y reflejarnos bajo nuevas caras y con ello penetrarnos con los hallazgos de una anatomía plástica que exprese toda la emoción del análisis ante un espejo inexistente .     
  •  Que la inglesa MCVEIGH va en busca de esa conjura del ser en su opacidad pictórica para hacerla hablar no es ninguna ecuación. Está en ese empeño por haber puesto sobre el soporte todo su conocimiento del arte, de lo que fue y de lo que entrañó,  lo que le condujo a un quehacer que configuraba la idea con la emoción, el sabor de la existencia con la reflexión.  
  • El cuerpo se escondía en la casa de las imágenes
  • y luego reaparecía idéntico y semejante
  • a un fragmento estelar, volvía.
  • Su ocultamiento había agrandado
  • su armonía con el humo universal.
(José Lezama Lima).

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