5 de noviembre de 2012

HERMENEGILDO SÁBAT (1933) / PARCA MEMORIA ME DEJASTE

  •  Decir que la línea, al dibujar, cierra los elementos, los individualiza y particulariza es quedarse corto. Por lo menos en los retratos del uruguayo nacionalizado argentino SÁBAT, al que no solamente le apasiona la creación de tal particularización , sino que lo fundamental es la confrontación que ocasiona entre ser y forma de ser, entre aparecer y quedar visualmente atrapado en las muescas del tiempo, la vida perdida y vapuleada, y la realidad deformada.   
  •  Aunque en su lenguaje lo caricaturesco es un factor insomne, el vehículo transmisor canaliza la expresión por su propia plasticidad y medida visiva de lo intangible. Sus semblanzas, habitantes del mismo perro mundo que compartimos, van agrandándose por la acumulación de emociones, vacíos y pensamientos hasta ocupar enteramente los espacios -es que son suyos, argumentan- o presidirlos como un dios que los necesita falsamente engalanados. 
  •  Y también es posible que creamos que esos rostros, esos gestos, esas figuras vienen de antes y tienen sus ancestros al pie de la cama, pero lo que no es discutible es la conquista de una entidad y solidez que les han llevado a conformar su personal y original vicisitud, que a partir de ahora les confiere su cualidad de inmutabilidad sin otras contradicciones que no sean las que puedan solventarse desde dentro de ellos mismos.   
  •  Los personajes saltaban de las lunetas
  • al centro del proscenio,
  • todos se conocían después del asesinato
  • de Julio César, pero no se saludaban
  • para no despertar, dormidos
  • se daban las manos,
  • como si las hundieran en una piscina
  • y comenzaran a nadar.
(José Lezama Lima).

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