8 de septiembre de 2012

CÉSAR DELGADO (1961) / ¿QUÉ HAY DE NUEVO?

  •  Cuando el mundo se transforma en una pura ilusión óptica, en unas superficies cromáticas plurales en grado sumo, en sumario ilimitado de formas en las que la coherencia es la dimensión y el caos multiplicados, la mirada queda desarraigada de todo lo que es estable y extiende sus focos con el mismo ritmo dinámico y mutante de lo que está viendo.  
  •  Todo ese entramado de arquitecturas, giros, construcciones, ensamblados bajo reglas ocultas que marcan las distintas secuencias, flotan en un espacio que nos quiere absorber en función de una una teleología ya formulada, que nos desea transformar en un elemento más de un universo que guarda estrechas concomitancias con una ficción sonora cuyos ecos también nos intentan arrastrar hacia el interior de la misma.     
  •  Muy claro tiene el madrileño DELGADO que su pintura es un pandemónium sin confusión y ruido, al contrario, es un recinto dorado donde emparentar sueños con el alcance de una creatividad siempre en pleno ejercicio de engendrar unas realidades que nos lleven hasta la génesis de su ser y sentir. Es el aria que nunca acaba con la palabra final.
  •  El cuerpo completo en su doctrina es el que escoge,
  • se sumerge, cae o posesiona, como la tierra posee
  • el sentido curvo de su visión, los escalonados muros
  • derruidos por la espiral de la mirada, pues no es el espacio
  • sensibilizado sino la ocupación del temblor vaciado
  • por un golpe el que inaugura las bodas del conocimiento,
  • ya que el dolor del otro cuerpo es que comenzó por un vaciodo
  •    que recibe.  
  • (José Lezama Lima).

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