11 de agosto de 2012

JASON DECAIRES (1974) / ¿PARA QUÉ SER HUMANO SI PUEDO VIVIR BAJO EL MAR?

  •  Los limites físicos han dejado de ser problema en el arte desde hace mucho tiempo, todo lo contrario, son instrumentos y medios de ampliación de las operaciones artísticas y por consiguiente de sus cosmovisiones. Pongamos, entre otras posibilidades, que sean escenarios submarinos, hasta suboceánicos, en los que situar el relato de esos habitantes de una Atlántida sumergida y que la han perdido o han sido expulsados. 
  •  Tal fue el proyecto del inglés DeCaires con sus instalaciones escultóricas a modo de arrecifes, construidas con hormigón pH neutro reforzado con fibra de vidrio, el cual, a través de seres efigies que van mutando como consecuencia de los efectos de la flora y fauna abisales, deviene en un conglomerado de remedos inhumanos fruto de un contexto ambiental y un eco-sistema insostenibles. Solamente nos resta esta plataforma salvadora que nos permite ser los elementos y agentes de un mundo distinto.  
  •  No cabe duda que la finalidad de esta panorámica estética es reunir unos caracterers impactantes tanto en el acierto del espacio específico como en la configuración multitudinaria de una formulación humanitaria que sobrevive dentro de esta conjunción  histórica y filosófica, sin que haya sido necesario la articulación de un acuario para la preservación de las últimas especies.    

  • El odio instintivo hacia la realidad es consecuencia de una extremada incapacidad para el dolor, de una extramada irritabilidad que no quiere ser tocada,porque cualquier contacto se percibe con una profunda viveza (Friedrich Nietzsche). 

 

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