2 de julio de 2012

ANA ALBERTINA DELGADO (1963) /

  •  La condición de las imágenes, por una parte, desentraña una aspiración subliminal a la totalidad, un enfoque sobre tradición, historia, biografía, vida y cultura. Por otra parte, individualmente, es una marcada sombra de la concepción creadora del artista, el producto de una fuente que no deja de manar conforme a experiencias existenciales y ontológicas.  
  •  Para la cubana ALBERTINA el nexo de su pintura es el conocimiento de sí misma insertada en un cruce de caminos en una isla en la que hay que desenterrar tantos enigmas pasados y presentes, como vivencias diarias que pueden ser metamorfosis de superficie y conjuras de futuro. Ella acomete tal empresa cargada de un pathos pictórico que concilia en secreto muerte, resurrección, mito, rito, alegoría y ficción. 
  •  El color, tan caribeño, es la pulsación que expresa, consigna, transforma y formula, en definitiva, es el urdidor múltiple del significado, el que tienta la la línea y el contorno, el que sublima la forma, la lengua que se explaya en una ofrenda de diálogo perdsistente.   
  •  La figuración y lo biomórfico pactan sus distintas fronteras, a la que los espacios les prestan el laberinto de su intrspección misteriosa. Y desde esa posición la categoría plástica de la obra asimila esa confusión con la que quiere esconder la duda de su revelación como una epifanía necesitada de espíritu y comunicación.
  • La sangre lamida por un perro mudo
  • sigue su historia como el humo.
(José Lezama Lima).

1 comentario:

  1. No conocía a ésta artista.

    Fue un gusto visitar éste espacio.
    Cariños.

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