7 de diciembre de 2011

VLADIMIR RODRÍGUEZ SÁNCHEZ (1971) / FOSAS ANTE LAS QUE HAY FAJARSE

  •  Enterramos sueños y fantasías, visiones terriblemente cegadas, cúmulos de gestos que estaban vivos sin saberlo, monstruos de nosotros mismos fabricantes de materias efímeras y malditas.
  •  Entonces, mientras hacemos que existimos, sucede lo imprevisto: el anhelo por cobrar vida de lo tapado, de lo inhumado y soterrado.
  •  El cubano VLADIMIR RODRÍGUEZ, en su instalación "Bestiario", expuesta en la Casa Benito Juárez de La Habana, nos concede las imágenes de un inmenso poema que ha intercambiado palabras por huesos, verbos por fósiles exhumados como reliquias en su altar. 
  •  Si la mirada queda transmutada, es por una reacción a las formas de unos vestigios que han madurado bajo tierra, la han poblado y habitado con la ficción de su morfología, sus ansias de armonía, de arraigo y afirmación sobre lo humano, pútrido y miserable.
  •  Ya entienden que su estética es su rumbo de vida, que la conformación y articulación muestran casi todo, que aparentar un descanso eterno es lo que transfieren para seguir construyendo su fisonomía de futuro. 
  • Bajo ese mandato, el artista, hábil transformador de espacios y tiempos, canaliza la creatividad que entronca con tantos enigmas como destinos, tantos trayectos como radiantes cimentaciones de cortejos ilustres y erupciones.

  • Un paraíso está ileso.
  • Adoración, embeleso.
(Jorge Guillén).

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