24 de septiembre de 2011

ORLANDO ARIAS MORALES (1954) / FRAGUANDO ESPACIOS

  •  Escribía en el 2007 que el boliviano ORLANDO ARIAS tenía un gran talento para armonizar y ensamblar, así como como para la recreación de espacios donde nunca se agota la mirada. Y es que la plasticidad y la esponjosidad de su obra subyugan la forma y el fondo de la materia hasta que ésta logra hilvanar un caudal de realidad de algodonosa ficción, que resurge entre tramas cromáticas que flotan y sintonizan con la luz tamizada de un remanso henchido.  
  •  Más no es sólo eso, son también sus autómatas urbanos construidos como la representación de una metrópolis que irradia fulgores, rayos, fosforecencias cuyos logotipos remarcan la condición de personajes arquetípicos de la visualidad contemporánea.
  •  Aunque el artista regrese a sus tierras americanas, ellas nunca lo abandonaron, formaron su identidad pictórica, ese hacer cargado de sensibilidad a la luz-color, al encuentro de hechuras genuinas que continúan allí a la espera, arraigadas, depositadas como cábalas.  
  •  Y es que su lenguaje posee una transparencia neta, sin dudas y vacilaciones, entendiendo que puede tomar cuanto le convenga -figuración, geometría, abstracción- porque las cuestiones estilísticas ya han sido afrontadas, superadas y resueltas con solvencia. Por lo tanto, esa intemporalidad perseguida conforma su trabajo sin dejar de persistir en su voluntad de agarrar el instante preciso en que se derrama y vacía. 
  • Está haciendo todo lo posible por desprenderse de su obra reunida aquí, en Madrid, y si bien no es el momento idóneo por todas las vicisitudes que conocemos y padecemos, sí merece el esfuerzo de gran ayuda y también de oportunidad. Y la seguridad del no arrepentimiento.

  • El mundo tiene cándida
  • Profundidad de espejo.
  • Las más claras distancias
  • sueñan lo verdadero.
  • (Jorge Guillén).

2 comentarios:

  1. Preciosas figuras. Mirar las obras, hace que se retroceda a la infancia. Da la sensación que son piezas de un gran puzle en donde, el artista ORLANDO ARIAS MORALES, va ensamblando un paisaje lleno de color. Es como si quisiera hacer un mundo mágico en donde el cubismo es el principal protagonista de los edificios y personajes.
    El colorido y las formas dan efecto de pequeños trozos de madera, que el autor ha ido dando diversos matices y enlazándolos hasta formar varios edificios, que concluyen en una gran ciudad fantástica, en donde no existe la profundidad, y sí el acercamiento. Dando pie a una realidad tangible a la vista, pero intangible al tacto, porque no entra dentro de los edificios convencionales ni tradicionales.
    Saludos

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  2. Me encanta tu blog! ^^ es muy interesante y entretenido, además de q me sirve de mucho ya q quiero estudiar historia del arte. :) sigue así :)

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