24 de mayo de 2011

CARLOS URIBAZO (1951) / ENSENADAS INUNDADAS


  • ¿Hasta qué punto es cierto lo que afirma Nelson Goodman, eso de que lo que vale hoy es el contexto filosófico y artístico en el cual aparece la experiencia artística y lo de menos es el juicio, el valor y la calidad de las obras?


    • La obra del cubano URIBAZO tiene su propio contexto -lo tiene cada obra que es capaz de suscitarlo-, la de un tapiz introducido en una realidad plástica que se despierta a toque de diana pensando en una recolección de visiones.



      • Si no están esmaltadas y vidriadas se resisten a aparecer, y cuando lo hacen emergen ceñidas y con una genealogía de formas metamorfoseadas según un caleidoscopio metafórico de colores.



        • La atmósfera caribeña imprime esos reflejos, esas solubilidades luminosas que gozan ante tonalidades y gamas como si estuviesen en un baile verpertino de rumbas o en un ambiente al alba de boleros. Y configuran en sus obras cuerpos, imágenes y espacios que forman microcosmos de saberes fantásticos, de mensajes en clave de códigos ilustrados y sacrificados a la pasión de la pintura.



          • Por lo tanto, los valores plásticos aquí reunidos son los que no buscan un juicio final sino el principio de un entendimiento con la razón de ser del artista.



            • Hoy es domingo, y esto

            • tiene muchos siglos; de otra manera,

            • sería, quizá, lunes, y vendríame al corazón la idea,

            • al seso, el llanto

            • y a la garganta, una gana espantosa de ahogar

            • lo que ahora siento,

            • como un hombre que soy y que he sufrido.

            • (César Vallejo).











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