15 de marzo de 2011

JAVIER MARÍN (1962) / LO CLÁSICO NO ES PERFECTO

  • Dicen que el cuerpo es el deseo de la escultura. Un deseo, además, que para un artista contiene todas las formas de hacerlo carne desde el momento en que Grecia lo consagró como una visión apolínea perpetua.
  • Pero el mejicano MARÍN no quiere que esa única visión le coarte, tiene otra en que la pasión ha de consumarse con los surcos calcáreos, con las rugosidades impresas en unos volúmenes monumentales que habitan espacios que se apropian hasta mediatizarlos.

    • Nos situamos ante anatomías que se exploran a sí mismas, abstraídas en gestos y movimientos, abismadas en la pureza y carcoma de su desnudez. Y también ante unas extremidades rotas, tejidos agujereados, dedos y manos enormes, que conforman un discurso sobre lo que somos si jugamos a ser efigies que desbordan su función y ya son huellas plásticas con una nueva denominación de origen.

    • Aunque bien es cierto que esas dimensiones físicas y psicológicas deformadas dan idea de una ambigüedad decadentista de pálidos y extenuados amantes.

    • Se está preparando la riada de los muertos, de los vilmente muertos. Y hay que tener miedo, porque los muertos están unidos (Alberto Vigil-Escalera).


2 comentarios:

  1. La verdad es que la verdad se nos escapa y, a veces, asoma pálida entre la memoria. El rostro de la segunda fotografía lo tengo almacenado en mi memoria, es demasiado intenso para olvidarlo. Rapidamente me remitió a Juan Bordes, a una ya vieja exposición en el Museo Barjola, buscar un catálogo viejo se vuelve una tarea ingrata y admitir la convergecnia de estos dos autores, sencilla, el uno arrastra hasta el otro, no importa el sentido, ahí estan vaciados en mi memoria, convergiendo. Un saludo Pedro

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PAUL CADDEN (1964) / NO SIN EPITAFIOS