31 de marzo de 2011

ARNOLD HAUKELAND (1920-1983) / PIEZAS APUNTANDO AL CIELO


  • Escribió José Viñuales que el arte no ha hecho más que elevar a categoría la anécdota diaria de la vida y el pensamiento contemporáneos. Sin embargo, es y no es suficiente, pues los acontecimientos se suceden a gran velocidad, las formas como las percibimos también y el apropiarnos de sus existencias y materias más todavía.

    • Y la reducción a clasificaciones, ordenaciones y calificativos no resultan demasiado interesantes para entender la obra de arte, especialmente si se proyectan como estelas o monolitos, o naves o asteroides, en el espacio más allá de su confín. Es el sentimiento el que informa de lo que podría ser, ante nuestra mirada, una naturaleza volátil hecha de lanzamientos, propulsiones, impulsos hacia lo remoto.

      • Al noruego HAUKELAND seguro que le han pedido que sus esculturas hagan de puente y acercamiento, de filigrana piramidal, de incubación estelar, de transferencias imaginativas con que otear otras dimensiones.

        • Hay una poderosa consistencia cósmica en ese acero brillante, aéreo, que destila una pasión por alcanzar desde su hilada construcción un paradigma que nos detengamos a sondear bajo la luz. Quizás pudiésemos idear despegues o cabrían otras posibilidades de intensificar lo pensado. ¡Quién sabe!


      • Cerraré mis ojos,

      • recuperaré mi noche de terciopelo negro

      • y esperaré.

      • Esperaré como el tiempo espera

      • -apoyado en el silencio-

      • a la eternidad.

      • (Alberto Vigil-Escalera).

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