25 de febrero de 2011

GOLUCHO (1940) / AMANECERES SIN LUZ

  • Lo real ha sido descompuesto y vuelto a recomponer. Y los valores espacio-temporales, densamente plantados, serán una evidencia para la persecución del dolor, la humillación, la soledad, la vejez, la tristeza y la fealdad.

    • Estamos atados y nos hundimos en la visión de cada imagen, cada detalle es un recuerdo, una experiencia, la férrea desnudez de una presencia compleja abocada a la muerte.
      • Si este virtuosismo plástico nos da un hecho cierto es porque el tiempo de la memoria no ha concluido. Y tampoco el de unas sensaciones ópticas fijas en la verdad de la carne y en la impotencia con que se va consumiendo.

        • Para este artista madrileño, GOLUCHO, no hay nada tan sublime como los cuerpos que confiesan, son sabidurías ya agotadas y su vida se les escapa a lo largo de espacios corroídos y anónimos. Habrá miles, millones, pero para él son unos pocos, concretos y difíciles de amar por estar vencidos, rotos.

          • Pensar que es un simulacro de formas es lo paradigmático, percibir que es la configuración de una finitud es ahora la circunstancia de cada día.

        • Los renglones me dan sed de líneas destiladas,
        • las impurezas me pringan el pergamino,
        • todo es duelo de alborozo.
        • Santuario templo en mármol blanco,
        • mira la geografía, soto, cumbre, diáfana esfera azul,
        • soplo de pancartas, necesidad de hemorragias,
        • pura operación de halagos a las formas muertas.
        • (De José Luis Álvarez Vélez).







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