16 de septiembre de 2010

JOSÉ LUIS ÁLVAREZ VÉLEZ / NUNCA TENGO SUFICIENTE

  • ¿Por qué ese empeño en proclamar la extinción de la abstracción? Si no ha capitulado todavía, a pesar de estos malos augurios, es que sigue teniendo algo que decir, núcleos que enseñar, tonalidades que interrogar y exhibir, límites que saltar.
    • La obra de mi amigo, el vitoriano ÁLVAREZ VÉLEZ, es, reconozcámoslo así, lo más alejado de lo posmoderno o moda postestética que pueda haber, y que, según manifiesta Donald Kuspit, repite de una forma trillada, astuta, los experimentos alquímicos del arte moderno y lo convierte en una caricatura de sí mismo al hacerlo parecer cotidiano (lo cual no me permite llevarle la contraria si no es ateniéndome a cada caso concreto).

      • Porque él, VÉLEZ, no incurre, como ya he dicho en distintas ocasiones aquí mismo, en soluciones deformadoras sino en toques de magia, en nuevas perspectivas, en visiones que no renuncian a la soledad interior, ya que su lenguaje propio se inicia y acaba en ella.



        • La riqueza y variación cromáticas, incluso potenciadas por sus entrañas geométricas, son tan poderosas como indelebles, tan magnéticas como luminosas, tan dinámicas como silenciosas, y es que en la pausa del olvido, en la que él se inscribe por definición, es cuando mejor evoca esas sensaciones de lo siempre renovado, que no causa fatiga sino resurgimiento y renacimiento de un color cuya existencia señala tantos significados como ecos, tantas razones como sueños.

        • Kuspit sostiene que para los artistas el arte se transformó en la manera de reconocer el trauma existencial y de recobrar el sentido de sí mismos en ese proceso. Este artista es un claro exponente de ello, y en tal sentido no me duelen prendas al afirmar que es unos de los grandes cultivadores del abstracto en Europa.



1 comentario:

  1. En todo caso lo que se terminó es cierta clase de crítica del arte abstracto. Hay mucho por pintar y poco por decir

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