29 de julio de 2010

EDUARDO ROCA SALAZAR (1949) / LA NEGRITUD PLÁSTICA

  • De la extensa nómina de artistas cubanos que han pasado por este blog me he dejado a CHOCO, posiblemente porque a menudo es compleja la apropiación visual de una obra que remonta orígenes, rebasa estaciones y configura al final genes étnicos y ancestrales.

    • Signos y genealogías se confunden, se fusionan para clarificar un lenguaje que hace del mestizaje -¿hay algo que no sea mestizo o mulato en Cuba, tal como insistía Carpentier?- un poema plástico basado en los fundamentos de las estrías, las arrugas, las incisiones, las rayas, las texturas -siempre la labor del tiempo señalando las agujas de su poder- y la envoltura alquímica del color.
      • A modo de efigies rituales, colocadas en altares, nos involucran en la ceremonia de mirar más allá de lo que se representa y más acá de lo que es. Y no hay que ceder un ápice si nos hablan, nos interrogan, si las raíces de una veta cultural y visionaria nos proclaman sus herederos, pues sus pretensiones están ahí marcadas, en el soporte, tal que un icono del pasado se hace presente y viceversa.


        • Con ello el autor, en esa propuesta tan fértil, nos hace depositarios de un legado pictórico que acumula significaciones de toda índole, que se gestan sobre sí mismas, su historia y su imagen, y están abiertas a transmitir y diseminar toda una polifonía de rasgos, seres, rostros, que son el cruce de sangre de percepciones espirituales que necesitan ser obra y materia, piel y barro, pueblo y patria.




No hay comentarios:

Publicar un comentario