16 de junio de 2010

HUMBERTO VIÑAS / ANGUSTIAS DE SONREÍR EN UN MALECÓN CONTAMINADO DE SOLEDADES

  • Mi amigo Humberto deja de repente de escribirme y pervierte el modo de lanzar mensajes. Yo ya sé que en ese contexto de vida entre fisuras, el espacio, tan mínimo, aboca a planos insatisfechos, ¿pero para qué saciar la angustia entonces si son también insuficientes los cálidos ardores de un color que se excita siendo para no ser?
    • Enredado entre fantasmas, habitantes del cabildeo diario de la supervivencia, la obra de este isleño no para de enrocarse en lo que puede hurtarse a lo confesable e inalienable. Enfocada o desenfocada -ese compacto culo insurrecto es un sacrificio inane que hace el bien para metamorfosear el mal-, es una lírica de sustentación sobre un vacío que aparece tan grande como la sustancia que desaparece. Mas no por eso el armazón es alimento, hasta puede confundirse con una sed que si renuncia ya es derrota y muerte.

      • En esas telas el autor ve su propio caleidoscopio, se articulan como su salvación, generan sensibilidades decapitadas que así pueden comerse y beberse, y conformar una plástica encerrada que mira entre barrotes.



        • Nunca puedo olvidarme que de tanto cobrarme soledades yo también le sirvo de espectro, le señalo alientos y tintura de carnes a pesar de que la impotencia y el fracaso cantan boleros en un Malecón que sin servidumbres ya no sería el mismo que trinca sangre y poesía. Una ronda de ron, por favor.



2 comentarios:

  1. Me gustó tu trabajo, te felicito..!!!
    Que pases un muy lindo día del Padre
    Cordialmente y un gran saludo
    Jorge de Monte Grande, Pcia.Bs.As.Argentina

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  2. Muy buenos tus trabajos Humberto.
    Realmente se ve frialdad por el tono azul. No solo por el tono, si no, porque las caras son serias y los ojos de una tristeza que hacen daño al contémplalos. Las bocas chicas de no articular palabra, son el silencio obligado. La falta de libertad y del poder que aplasta llegando a lastimar al ser humano convirtiéndolo en un ser frio.
    Da la sensación como si alguien tuviera amenazadas a las personas. Como si a los seres humanos les hubieran lavado el cerebro, y plantaron un árbol que no piensa y tampoco se rebela por temor. En ese árbol (cabeza), no abundan las hojas. No es un árbol frondoso. No hay ilusión ni ganas de luchar. Quebraron sus ideas y se estancaron como las aguas fétidas de las alcantarillas. Tan sólo crece una rama con hojas débiles que tiende ir hacia suelo.
    El barquito supongo es la firma del autor. Esta obra podría ser una obra cargada de tranquilidad, de belleza, y el azul que es lo que más predomina en la obra de Humberto, ser un mar en calma. Pero en los ojos que ha dibujado el autor se siente zozobra, malestar, retraimiento y la abstención, que provienen y mantienen una falta de confianza en sí mismo, y en la propia capacidad para manejar en situaciones cotidianas lo que está aconteciendo.

    Los colores que se dan a las obras, dicen mucho, también las formas. A veces sin articular palabra alguna, se está haciendo una gran denuncia con el pincel. Los pinceles hablan, cobran autonomía en manos de un artista como Humberto.

    Saludos

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PAUL CADDEN (1964) / NO SIN EPITAFIOS