14 de mayo de 2010

MAURICIO CATTELAN (1960) / HABLEMOS DE RETORNOS

  • En ocasiones los muertos retornan disecados con el fin de que esta vez les dediquemos más atención, les saludemos respetuosamente y nos dejemos llevar por una visualidad entre jocosa y espantosa.
    • Pero con el italiano CATTELAN no se permiten bromas, su imaginería puede hasta reinventar una semana santa o trágica, como se prefiera. Y si levanta pasiones es que no desata mentiras, ni necesita utilizarlas, tiene demasiado a mano toda clase de verdades, a las que pone en oferta si hacemos lo suficiente para entenderlas.

      • Finge parodias o articula pantomimas, no desaprovecha simulacros, exhibe burlas y monta almas como caricaturas. La visión, en el conjunto de su obra, es más que el concepto o la idea, tanto como el estilo es no sufrirlo, tan sólo dislocarlo, descoyuntarlo, desencajarlo.


        • No nos da razones para negarlo todo ni esquinarlo, y si tienes que enfrentarlo, hay que incrustarse dentro y seguir la luz del foco que tú mismo, como espectador, enciendes para no desviarte ni evadirte, si no quieres desperdiciar la oportunidad de no incluirte en un recipiente que genera espacios y huecos para todas las mentes.









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