3 de mayo de 2010

KEITH TYSON (1969) / REPOSO EN LA SUSTANCIA

  • Nos concedemos un momento de reposo con la duda de que la sustancia pueda activar las emociones. Y nos dejamos caer en ella lo suficiente para flotar, sentirla arriba y abajo, envolviéndonos en sus espirales, torbellinos y elipses. La mirada recibe la sensación de engullir una catarsis de la que piensa regresar vivificada.
    • Ése es el objetivo que el británico TYSON nos ha propuesto sin remitirse a otras categorías visuales que no fuesen las estrictamente necesarias. Y es indudable que la proposición cala, es efectiva, porque la visión de esta cartografía plástica obtiene y cumple con los argumentos requeridos por la dimensión de un lenguaje que nos transfiera un más allá, que no sea una simple anécdota.

      • Él, que hace de lo casi fractal la ordenación de su campo de trabajo, afronta su obra como un reto de credibilidad y visibilidad, estableciendo pautas de creatividad que sugieran el sentido básico de lo pictórico, lo ensanchen y lo hagan evolucionar desde su núcleo. Ésta es la razón por la que la contemplación nos sume en unas formas que rubrican movimientos en transformación, y denotan en sus rasgos una continua reencarnación en una frondosidad cromática cuyo horizonte es un planeta ilimitado.


        • Sin esas y otras realidades ya no tendríamos donde confluir la mirada, estaríamos huérfanos de percibir lo que de primigenio tiene el arte contemporáneo, su singular existencia como un modo de dar y entender la vida.

      • Le he pedido al Malecón unos días de descanso. Éste me ha respondido con un gesto de la mano, con el que circunscribía la amenaza a mi retorno y el infierno a mi evasión.






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