25 de mayo de 2010

FABIAN MARCACCIO (1963) / SED DE SENTIDO

  • La abstracción meditada y la figuración que nace de la misma se difunden en una evolución por señales que hace converger tiempo, tecnología y vida, aunque Orson Welles dijo que los grandes acontecimientos tecnológicos pueden cambiar nuestras vidas pero no crearán una nueva forma de arte.
    • No hay avatar contemporáneo que esa deconstrucción no reconfigure, no constituya a partir de sus raíces alfabéticas. Así, según el artista argentino MARCACCIO, se va afirmando y justificando el arte como conocimiento crítico y pensamiento autocrítico. Y ello sin merma de ese delirio de formas espesas pigmentadas que se ordenan de acuerdo al mapa de sus propias emociones y conforme a una sed de sentido que se determina en función de lo que no ha querido continuar siendo una vuelta sobre sí mismo.

      • Por tanto, hay destinos que en cada acción, en cada rasgo, en cada gesto, se abren a marcar soluciones plásticas y dinámicas, de significación libre y cuerpo exuberante que aguarda a la aparición de lo hasta ahora desaparecido. Y gracias al sonido vigoroso de ese vibrante tono que se nutre de lo insensato y efímero, de lo sufrido y derrotado, visualizamos en estas obras lo diseminado y en tal virtud llenamos de contenido endógeno nuestra mirada, no sé si para siempre o hasta nunca.


        • Esta producción se origina como testimonio y desafío, como lo claro dentro de lo oscuro, y así debemos palparlo y celebrarlo, traspasando el nihilismo con la peor y mejor de las venturas.



          • El Malecón ha ordenado a todos sus habitantes que se desplacen en sus aledaños desnudos. Cree mediante esta medida que no habrá rebeliones ni desafueros, motines ni sublevaciones. Mi amigo Humberto y yo convinimos en enmascararnos con sayones de verdugos poniéndonos a cerrar barrotes sin celdas. Menos mal que nuestro espíritu quedó fuera aunque el ron se nos quedase dentro.





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