27 de abril de 2010

LIZ CRAFT (1970) / OCURRENCIAS

  • La ocurrencia, sin ser un axioma, es la máxima del arte contemporáneo. Sin ella carece de la esencia de la sorpresa, del asombro, de lo que como espectadores nos impediría cimentar nuevos imaginarios que tuviesen relación estrecha o remota, pues ambas son referencias válidas, con nuestra realidad.
    • Hay muchos exponentes en ese sentido, la estadounidense CRAFT es uno de ellos, como lo evidencian sus atmósferas, escenarios, medios, lugares y construcciones.

      • A mí siempre me ha parecido, en la tesitura de encararme con estas obras, que bajo un contexto laten muchos más, que pueden ser circunstanciales o provisionales, pero también definitivos. Son preguntas y respuestas erigidas con recursos plásticos y materiales que obedecen a ideas inesperadas y repentinas, al ingenio en trance de depositarse repleto de productos visuales apropiados para tallar la ilusión de hallazgos presentidos pero nunca esperados y menos alcanzados.


        • Nos impresiona que esta artista los haya encontrado para nosotros, además de que lo haya hecho de una forma que nos permite interactuar con ellos.



          • Mi amigo Humberto y yo estamos hartos de cerrarnos caminos para que El Malecón nos abra horizontalmente el mismo. Aparejamos una balsa y nos empeñamos en que navegue por tierra. Colocamos ruedas en un carro y nos emperramos en que vuele. Desesperados, nos acabamos el ron y, borrachos, aguardamos la transmigración de las almas por si esta vez les da por llevarnos.





2 comentarios:

  1. Muy originales las obras y muy ocurrentes. Por un lado, el autor crea una sirena color ceniza sobre un suelo marrón. Un tremendo contraste que ensalza la frialdad, y casi un despojo de la sirena. Es como si al sacarla de su hábitat, que es el agua, muere. Puede significar la destrucción de los mares, ríos, pantanos... por la contaminación y la destrucción de los hombres. Sus bracitos son diminutos, tiene una mal formación consecuencia de toda la basura que tiramos a los mares. Su carita está envejecida y toda ella parece enferma, y con carita de sufrimiento. Esto es lo que me transmite al mirar la obra. Es como una gran corriente de escalofrió y de un gran grito de clemencia para que dejemos de contaminar las aguas.

    La segunda obra demuestra tristeza y falta de libertad y unos ojos que asustados se salen de las orbitas. ¡¡Terror!! Es una obra que transmite espanto a una vida encadenada, y a la falta de comunicación ya que el autor no les puso bocas. También les privó de oídos y nariz, para que no escuchen y se vayan deteriorando en un mundo de incomunicación.

    La tercera obra es una obra que nos habla de la naturaleza. La mujer es la segunda madre naturaleza. Está dotada para dar vida. Sus piernas representan dos ramas de un árbol que la prolongan y se ramifican dando vida a flores y fruto. En realidad las piernas son el sostén de todo el cuerpo, y han de estar fortalecidas para aguantar las batallas del día a día. A los pies no le damos la importancia que tienen, y es el pilar de nuestra catedral.

    Saludos

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  2. Muy originales las obras y muy ocurrentes. Por un lado, el autor crea una sirena color ceniza sobre un suelo marrón. Un tremendo contraste que ensalza la frialdad, y casi un despojo de la sirena. Es como si al sacarla de su hábitat, que es el agua, muere. Puede significar la destrucción de los mares, ríos, pantanos... por la contaminación y la destrucción de los hombres. Sus bracitos son diminutos, tiene una mal formación consecuencia de toda la basura que tiramos a los mares. Su carita está envejecida y toda ella parece enferma, y con carita de sufrimiento. Esto es lo que me transmite al mirar la obra. Es como una gran corriente de escalofrió y de un gran grito de clemencia para que dejemos de contaminar las aguas.

    La segunda obra demuestra tristeza y falta de libertad y unos ojos que asustados se salen de las orbitas. ¡¡Terror!! Es una obra que transmite espanto a una vida encadenada, y a la falta de comunicación ya que el autor no les puso bocas. También les privó de oídos y nariz, para que no escuchen y se vayan deteriorando en un mundo de incomunicación.

    La tercera obra es una obra que nos habla de la naturaleza. La mujer es la segunda madre naturaleza. Está dotada para dar vida. Sus piernas representan dos ramas de un árbol que la prolongan y se ramifican dando vida a flores y fruto. En realidad las piernas son el sostén de todo el cuerpo, y han de estar fortalecidas para aguantar las batallas del día a día. A los pies no le damos la importancia que tienen, y es el pilar de nuestra catedral.

    Saludos

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PAUL CADDEN (1964) / NO SIN EPITAFIOS