22 de marzo de 2010

FERNANDO SUÁREZ REGUERA (1966) / CONSTRUIR

Construir es fusionar arte y vida, ése sería el lema que a través de su obra parece mostrarnos mi paisano, el asturiano SUÁREZ REGUERA.
  • Erigir desde y a partir del hierro para huir y evitar lo efímero, lo perecedero, lo que nada más levantarse ya está cayéndose. Pero también nos propone un despliegue visual que no simula conciliar ni relacionar lo que no es. No son ficciones ni simulacros, son, por el contrario, materia en virtud de la cual se hace una cartografía que señala la plasticidad de unos hitos y la estética de unas referencias que se convierten en vehículos que necesitamos para conocer.

  • La escultura, en él, sobrepasa límites a fin de tender hacia espacios nuevos, lejanías, confines que podríamos habitar a través de la mirada, pero también tan cercanos como para escudriñarlos, tocarlos, interiorizar sus vivencias, comprenderlas. El misterio de estas edificaciones ahonda en nosotros y nosotros en él, nos cimentamos mutuamente y celebramos que ese ordenamiento responda a una realidad que está viva.


    Y aunque aparentan sostenerse en el aire, lo es porque la superficie es toda y le sirve entera, completa, en aras a que la disposición articular se desarrolle mediante el imaginario que la fundamenta, una reflexión respecto a la no existencia de fronteras creativas y cosmogónicas.

    • Mi amigo Humberto quiere plantar un jardín en El Malecón. Me habla de dientes de perro y manadas de lobos. Nosotros nos encargaríamos de regarlo a través de las nubes de nuestros meados. Pero El Malecón no está conforme y nos manda a un viaje surrealista con grilletes en las manos y zancos en los pies. ¿Por qué habremos bebido tanto ron fuera de la penumbra?



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