9 de febrero de 2010

ERNESTO RANCAÑO (1971) / LA PINTURA QUE RETORNA

  • Las habitaciones desnudas nos condenan al mutismo pues al monólogo de la soledad lo han rechazado sin contemplaciones. Pero con la pintura del cubano RANCAÑO hemos alcanzado por lo menos el soliloquio, con esa pincelada invisible que aromatiza lo predestinado a estar con ella.
    • No establece conceptos ni definiciones, sólo la identidad de la pintura en sus designaciones figurativas de poesía simbolizada al amparo de matizadas tonalidades.

      • La sustancia fluye, se ensombrece y se ilumina de acuerdo con los rasgos figurativos que la toman como savia con la que aparecer y ceñirse a un canto a la vida, a identificar personajes que se manifiestan a nuestra mirada como mensajeros de más allá del umbral de la penumbra.

    • No hay intersticios en esa plástica que se demoren en configurar la forma, en hacerla visible en su propia luz, en marcarla con la longitud de un destino interminable. La vivencia visual que nos depara no desaparece, es fantasía que nos ofrece el día a día.

    • A Mercedes Librada Cabrera Arango la conocí con mi amigo Humberto en El Malecón. Iba vestida de sol y lluvia, de luz y color. Mulata de piel invicta, compartí con ella un son celta y una rumba gaitera. Ese día ningún tirano sería capaz de doblegarnos.





1 comentario:

  1. La noche es muda, hay soledad, tinieblas, maldad… El silencio de la noche también puede ser ensordecedor. El sol espera apagado mientras las estrellas dan luz en el firmamento, y hacen compañía a la luna.

    La Dama de la noche ampara a todo ser vivo mientras se va moviendo por el espacio. A la vez, la noche es mágica. El autor de la obra ambiciona extender sus alas, pero no puede, de ahí que los pajaritos se queden inmóviles a al lado del niño y de la dama. Dibuja sueños esperando que algún día pueda volar igual que vuela la niña a lo lejos la cometa. Parece que al pintor le gusta mucho la noche, soñar, poder pilotar su vida lo mejor posible. De alguna manera ha hecho grandes vuelos en sus dibujos, y al dar color a la noche y sus sueños.

    El cuadro del hombre de enorme pajarita, esconde una gran timidez. Su semblante transmite perversos sentimientos, es como un ser diferente, algo diabólico que sale de entre las llamas. Los trazos de color naranja que el autor ha dado en el lienzo, junto con la enorme pajarita, y esa cabeza diminuta, hace que parezca un ser sobrenatural. Esta obra pude significar que dentro de todos los humanos hay una persona malvada, y que cada uno de nosotros llevamos dentro.

    Saludos
    Saludos

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PAUL CADDEN (1964) / NO SIN EPITAFIOS