5 de noviembre de 2009

OSCAR MÉNDEZ LOBO

  • No sé la razón de que me haya venido a la mente esta frase de Cézanne ante la visión de la obra del artista español Méndez Lobo, pero lo que sí es cierto es que como espectador me veo reflejado en esas formaciones abstractas que sin médula humana alguna logran una plena asimilación epidérmica.
    • En sus espacios, las contemplaciones van al hilo de las excitaciones, fruto de esas explosiones plásticas que se depositan en la superficie para que el impacto sea súbito, total y somático.

      • El orden subyacente a través de gruesas barras horizontales, verticales y diagonales intentan contener el estallido cromático, estratificarlo y sostenerlo en una operación cuyos cimientos alcen promontorios culminados en bóvedas y cielos inundados de la luz color múltiple que a través nuestro el pintor genera, intuyendo las sensaciones de las miradas que elevamos en su búsqueda.

    • Un trabajo que debemos de despojar de artificios retóricos y de encrucijadas abstrusas, sólo hemos de entenderlo como una génesis en un proceso inabarcable de definición.

    • Hoy El Malecón amanece con una joroba que, nosotros, mi amigo Humberto y yo, aprovechamos para sentarnos en ella. Él me dice que en esta isla la luz no puede ser uniforme, ni gradual, ni lógica y racional; ha de ser informe, caótica, irracional y ebria. Pues impregna la atmósfera de tu pintura con ella, le respondo.


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