10 de noviembre de 2009

CARLOS QUINTANA

  • Los personajes, indefinidos y flotantes, sus cabezas, incluso los animales, componen un a modo de corte celestial hierática, en suspenso, pero como una requisitoria sin alma sobre lo mortal y perecedero. Muchos en una ocasiones o pocos en otras, gravitan sobre fondos que los esencializan en un eterno estar. Incluso las miradas que nos dirigen parecen ir más allá del marco, como indicando al espectador una realidad intranquilizadora a la que no tiene acceso.
    • Lo iconográfico y lo atávico se muestran desde su condición de presente que les hace vivir el artista cubano Carlos Quintana, con quien han alcanzado una inmortalidad amañada, producto de unas vivencias cuyas evocaciones sólo tienen rastros insomnes.

      • Ellos son sus interlocutores, y también los nuestros desde el momento de su materialización, son los que en su imaginario plástico contagian la desconfianza del nacer y del existir en unos ámbitos tan celestiales que lo único que hacen inmortal es la longitud del vacío que los rodea.

      • Obra pictórica abierta sobre la base de un hermetismo ambiguo, que nos exige un acopio de miradas, entre el sueño y el crudo despertar, repetidas y coloquiales.

      • De mis tres elementos, me dice mi amigo Humberto, la materia, el ntu y el muñanga, no sé con cual quedarme. Si este último es el que marca el ritmo de la vida, la mía lo ha extraviado en tanta pintura como he hecho. Todo eso es cierto, sí, le digo, pero hemos encontrado un padre, El Malecón, que hasta lleva sotana y va bajo palio.



1 comentario:

  1. Muy buen artista, me encanta su obra, pq expresa lo que el quiere y no esta sujeto a ningun formato.

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PAUL CADDEN (1964) / NO SIN EPITAFIOS